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¿Cómo aprender a identificar el chantaje emocional?

¿Cómo saber cuando estamos siendo víctimas de un chantaje emocional por parte de otra persona? ¿Cómo podemos actuar en el caso de detectarlo? y ¿Y cómo podemos diferenciarlo de una buena “solución negociada” a un conflicto?. A continuación voy a tratar de arrojar algo más de luz sobre esta cuestión, ya que a pesar de que se trata de una forma de “abuso interpersonal” sobre otro, es una practica muy habitual dentro de las relaciones humanas y no solo puede resultar difícil detectarlo cuando estamos siendo victimas de él, sino que ademas muchas veces somos nosotros mismos quienes lo realizamos para conseguir nuestros fines sin ser plenamente conscientes de ello…

En la mejor de las relaciones humanas, antes o después surgirá algún conflicto de intereses entre las partes, es decir, “entre lo que uno quiere y lo que quiere el otro”. Que esto ocurra es algo perfectamente normal, ya que todas las personas somos diferentes y tenemos derecho a tener nuestros propios gustos e intereses, así como nuestra propia “escala de valores y orden de prioridades” en la vida… En estos casos las partes en conflicto se verán obligadas a “negociar” y buscar soluciones intermedias para restablecer el equilibrio en la relación y seguramente para conseguirlo ambas partes tendrán que “ceder en algo en beneficio del otro” con el fin de poder llegar a un acuerdo…

La cuestión es ¿cómo diferenciar una buena negociación para resolver un conflicto de intereses dentro de una relación interpersonal, de un “chantaje emocional” en el que solo una de las partes “se sale con la suya…”?

 

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El chantaje emocional, básicamente, es una forma de ejercer una “presión psicológica sobre  otro” para satisfacer un deseo o una necesidad, pero a diferencia de la “negociación” no solo no toma en cuenta a la otra parte en conflicto, si no que además el chantajista emocional para tratar de imponer su voluntad pasará a criticar, cuestionar y/o ridiculizar los deseos o necesidades de la otra parte con el fin de que renuncie a ellos… Es decir, el chantajista emocional” está interesado solo en satisfacer sus propias necesidades, parte de la creencia irracional de que “sus deseos y necesidades están por encima de la de los demás” y quiere imponer su voluntad a toda costa; es decir, de conseguirlo solo él ganará con el chantaje, mientras que la otra parte perderá y acabará cediendo y/o renunciando a sus derechos o intereses…

En las “soluciones negociadas a los conflictos” sin embargo, se parte de la premisa contraria, “ mis deseos y necesidades son tan importantes como los tuyos”… Es decir, no hay una parte que gane a costa de otra que pierda, sino que ambas partes se esfuerzan en construir una solución que reconcilie las necesidades de ambas personas y las dos se sienten “tenidas en cuenta” en su búsqueda. Aunque para llegar al acuerdo a veces tengan que hacer alguna renuncia o concesión, la diferencia fundamental con el “chantaje emocional” es que ambas parten “ceden en algo” pero también “ganan en algo”… Son soluciones negociadas a los conflictos fórmulas de este tipo: “Esta vez a mi manera… la próxima a la tuya” “A mi manera cuando lo hago yo, a tu manera cuando lo haces tu…” “Si tu haces para mi…. yo haré para ti…” “Parte de lo que yo quiero con parte de lo que tu quieres”, etc…

Otra característica del chantaje emocional, es que en muchas ocasiones la persona que lo realiza para lograr sus objetivos, tratará de “inocularle” al otro todo tipo de emociones negativas y displacenteras tales como miedo, culpa, pena, vergüenza, etc… Con el fin de obligarla a que “actúe, diga o haga algo en alguna dirección concreta”, aunque esto vaya incluso en contra de sus ideas, gustos, deseos, principios o escala de valores… Algunos ejemplos de esto pueden ser: “Si no haces tal cosa… me enfadaré, te pondré en evidencia, me haré daño o te lo haré a ti, me vengaré, te dejaré de querer, de hablar”, etc… El fin último es hacer sentir mal psicológicamente a la otra persona para que acabe cediendo y renunciando a sus derechos, deseos o necesidades en beneficio del otro y la parte “chantajeada emocionalmente” lo hará, no porque comprenda o empatice con las necesidades del otro, sino única y exclusivamente para que “deje de presionarlo”, de inocularle estos sentimientos negativos y poder así restablecer la armonía en la relación.

Son personas especialmente vulnerables al chantaje emocional 1).- aquellas que tienen grandes necesidades de aprobación por parte de los demás y son muy sensibles a la crítica o al rechazo, en cuyo caso ceden al chantaje emocional con tal de seguir sintiéndose aceptados por el otro 2).- aquellas que tienen grandes necesidades de paz, y evitan los conflictos y enfrentamientos a toda costa, en cuyo caso suelen ceder a los chantajes emocionales a cambio de mantener el orden 3).- aquellas personas con poca capacidad de aserción, que tienen dificultades a la hora de “decir que NO” o “poner límites” y ceden al chantaje emocional por falta de habilidad para manejarlo. 4).- aquellas personas con baja autoestima que tienden a pensar “que las necesidades de los demás son más importantes que las suyas propias” y ceden al chantaje emocional porque no saben identificar bien  cuáles son sus derechos ni defenderlos…

La mejor manera de manejar el chantaje emocional es no ceder a él en ningún caso y tratar de reconducirlo hacia una “solución negociada”, ya que ceder al chantaje solo hará más probable que el otro lo vuelva a usar para conseguir sus fines… Para ello lo primero que tenemos que lograr es “identificarlo correctamente” y segundo NO contraidentificarnos con los sentimientos negativos que la otra parte está tratando de inocularnos por la fuerza, “hacernos sentir culpables, meternos miedo, darnos lástima, dejarnos en evidencia, etc…” . Es decir, no eres tú quien se siente de esa forma sino que es el otro quien con su “discurso” o “actuación” se esfuerza en hacerte sentir de determinada manera para presionarte psicológicamente en una dirección…

Cuando dentro de una relación humana una de las partes nunca está dispuesta a ceder ni a tener en cuenta los deseos y necesidades del otro, podríamos hablar de que nos encontramos ante lo que popularmente se conoce como una “relación tóxica”, en cuyo caso la “negociación” será impracticable y el chantaje emocional la manera habitual de interacción. En estos casos conviene retirarse cuanto antes de esta relación por el riesgo a quedar completamente “anulados psicológicamente” por el otro y con profundos daños en nuestra autoestima. Si la persona no es capaz de dejar la relación patológica debería de buscar ayuda psicológica cuanto antes y ponerse en manos de un psicólogo clínico cualificado que le permita entender el enganche emocional que tiene con la otra parte y que le lleva, a pesar de todo, a permanecer en la relación tóxica.

 

Fdo: Rosa Maria Pardueles, psicólogo especialista en psicología clínica y psicoterapia, directora del centro de Psicólogos Móstoles Constitución, más de 20 años de experiencia en tratamientos y terapias psicológicas.

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