Escríbenos al

info@psicologosmostoles.com

Llámanos al

91 613 22 00

Hablamos de qué es la hipocondría y cuál es su tratamiento psicológico

Hipocondría: cuando el miedo a la enfermedad se convierte en sufrimiento psicológico

Todos, en algún momento, hemos sentido preocupación por nuestra salud. Un dolor repentino, un síntoma que no entendemos, o una enfermedad cercana pueden activar una alarma natural. Sin embargo, en algunas personas esta inquietud se vuelve constante, desproporcionada y angustiante. Hablamos entonces de hipocondría, una condición psicológica que puede afectar profundamente la calidad de vida y las relaciones personales.

En el Centro de Psicología Móstoles atendemos con frecuencia a personas que viven con un temor persistente a padecer enfermedades graves y a la muerte. Acompañarlas implica comprender no solo el origen del malestar, sino también trabajar con sensibilidad el miedo, la ansiedad y las creencias que lo sostienen.

¿Qué es la hipocondría?

La hipocondría, actualmente conocida como trastorno de ansiedad por enfermedad, se caracteriza por una preocupación excesiva y persistente por tener o contraer una enfermedad grave, a pesar de no existir evidencia médica que lo confirme.

Quienes la padecen interpretan sensaciones corporales normales o menores síntomas físicos como señales de algo mucho más grave. Esta ansiedad se mantiene incluso después de acudir al médico y recibir resultados normales o tranquilizadores.

No es un capricho ni una exageración: es un sufrimiento real, que genera malestar continuo, interfiere en la vida diaria y suele ir acompañado de un patrón obsesivo de búsqueda de información o de atención médica.

Trastornos relacionados

La hipocondría comparte rasgos con otros trastornos de tipo ansioso y obsesivo, y por ello puede aparecer junto a:

  • Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC): especialmente cuando hay rituales de comprobación del cuerpo o búsqueda constante de seguridad.
  • Trastorno de ansiedad generalizada: con preocupación excesiva por múltiples áreas, incluida la salud.
  • Trastorno somatomorfo o somatización: donde los síntomas físicos aparecen sin una causa médica clara.
  • Trastorno de pánico: cuando el miedo a padecer un ataque cardíaco o una enfermedad súbita se convierte en una obsesión.

En muchas ocasiones, la hipocondría es una forma de expresión de la ansiedad general, con foco principal en el cuerpo y en la salud.

¿Qué ocasiona la hipocondría?

No existe una única causa, pero sí múltiples factores que pueden explicar por qué una persona desarrolla este tipo de ansiedad:

  1. Experiencias tempranas. Haber vivido enfermedades propias o de familiares cercanos durante la infancia puede generar una mayor sensibilidad hacia los temas de salud.
  1. Estilo de apego ansioso. Personas que han crecido en entornos sobreprotectores o inseguros pueden desarrollar una necesidad constante de control y seguridad.
  1. Modelado familiar. Haber convivido con figuras adultas con actitudes hipocondríacas también influye. Se aprende a estar hipervigilante ante cualquier síntoma.
  1. Percepción errónea del cuerpo. Interpretar cualquier sensación física como una señal de alarma, sin poder distinguir lo normal de lo patológico.
  1. Necesidad de control. El miedo a lo desconocido, a enfermar o morir puede llevar a una búsqueda desesperada por “prevenir” el sufrimiento, aunque eso termine provocándolo.

Consecuencias de la hipocondría

Vivir con hipocondría puede ser profundamente limitante y desgastante, tanto para la persona como para su entorno. Algunas de las consecuencias más habituales son:

  • Ansiedad constante y agotamiento mental
  • Dificultad para disfrutar del presente por miedo al futuro
  • Problemas en la relación de pareja o familia, por la necesidad constante de apoyo o comprobación
  • Aislamiento social o pérdida de interés en actividades placenteras
  • Evitar situaciones que “puedan hacerte enfermar”
  • Visitas médicas repetidas, a menudo sin resultado, lo que genera frustración o desconfianza

Este estado de hipervigilancia se convierte en un círculo vicioso: cuanto más se revisa el cuerpo, más sensaciones aparecen, más ansiedad se genera… Y más se alimenta el miedo.

Tratamiento de la hipocondría desde la psicología

La hipocondría no se resuelve con más pruebas médicas. El verdadero alivio llega cuando se trata la raíz emocional y cognitiva del problema, y para eso, la psicoterapia es esencial.

En el Centro de Psicología Móstoles, abordamos la hipocondría desde una terapia integradora que combina:

  1. Evaluación emocional y cognitiva. Analizamos cómo empezó el problema, qué creencias lo sostienen, cómo se relaciona con la historia personal y qué síntomas lo acompañan.
  1. Psicoeducación. Ayudamos al paciente a entender cómo funciona el ciclo de la ansiedad, qué papel juega la atención corporal, y por qué buscar seguridad médica no lo soluciona.
  1. Técnicas cognitivo-conductuales. Trabajamos sobre pensamientos distorsionados, rumiaciones, conductas de comprobación y evitación, y reforzamos nuevas formas de interpretar los síntomas físicos.
  1. Regulación emocional. Ayudamos a reducir la ansiedad y mejorar la tolerancia a la incertidumbre mediante herramientas de mindfulness, relajación y trabajo con el cuerpo.
  1. Trabajo con el apego y experiencias pasadas. En algunos casos, exploramos vínculos tempranos, traumas emocionales o duelos no resueltos que puedan estar en la base del miedo a enfermar.

Conclusión

La hipocondría es un problema psicológico real, que afecta profundamente la vida de quien lo sufre. No se trata de convencer a la persona de que “no tiene nada”, sino de acompañarla a reconstruir su relación con su cuerpo, su mente y su historia emocional, para vivir con mayor calma y confianza.

Si sientes que la preocupación por tu salud te está limitando o consumiendo, en el Centro de Psicología Móstoles podemos ayudarte. No estás solo ni eres exagerado. Tu malestar tiene explicación y tratamiento.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio
Ir al contenido