Las relaciones humanas son una parte esencial de nuestra vida, pero muchas veces nos preguntamos por qué repetimos ciertos patrones, por qué nos cuesta confiar, por qué nos apegamos demasiado o, por el contrario, evitamos el compromiso. La respuesta a muchas de estas preguntas se encuentra en el tipo de apego en adultos que desarrollamos durante la infancia, una teoría ampliamente estudiada en psicología y que tiene un gran peso en la forma en que nos relacionamos en la vida adulta.
En el Centro de Psicología Móstoles, trabajamos con muchas personas que, sin saberlo, están condicionadas por estilos de apego inseguros que afectan su bienestar emocional y la calidad de sus vínculos afectivos. En este post te explicamos qué es el apego, los tipos que existen, cómo influyen en tus relaciones y qué puedes hacer para construir vínculos más sanos y equilibrados.
Qué es el apego en adultos
El apego es el vínculo emocional que se establece principalmente durante la infancia, entre un niño y sus figuras cuidadoras o de referencia, habitualmente los padres. Este lazo no solo garantiza la supervivencia, sino que también sienta las bases para el desarrollo emocional, la seguridad interna y la manera en que nos vinculamos con otras personas a lo largo de la vida.
Cuando ese vínculo es estable, protector y predecible, el niño desarrolla un apego seguro, lo que le permite explorar el mundo con confianza, manejar sus emociones y establecer relaciones saludables en la adultez. Pero cuando el vínculo es inestable, inconsistente o ausente, pueden desarrollarse apegos inseguros, que luego influyen en la forma de relacionarse con los demás, especialmente en las relaciones de pareja o vínculos íntimos.
Tipos de apego y su impacto en la vida adulta
Existen principalmente cuatro estilos de apego en adultos, cada uno con características distintas que influyen en cómo nos sentimos con nosotros mismos y con los demás:
1. Apego seguro
Las personas con apego seguro confían en los demás y en sí mismas. No temen al abandono ni a la intimidad, y pueden construir relaciones estables sin perder su autonomía. Este estilo se asocia con una autoestima equilibrada, buena comunicación emocional y la capacidad de establecer límites sanos.
2. Apego ansioso o ambivalente
En este caso, la persona teme ser abandonada y suele depender emocionalmente de su pareja o amigos. Necesita constantes muestras de afecto y validación, lo que puede generar relaciones marcadas por la inseguridad, los celos o la sobreprotección. Estas personas suelen haber tenido cuidadores impredecibles o inconsistentes.
3. Apego evitativo
Quienes tienen este estilo tienden a reprimir sus emociones y evitar la cercanía emocional. Les cuesta confiar, expresar sus sentimientos o comprometerse. Pueden parecer fríos o distantes, y buscan protegerse manteniendo relaciones superficiales o controladas. Es común que hayan tenido figuras cuidadoras frías o emocionalmente ausentes.
4. Apego desorganizado
Este tipo de apego combina rasgos del apego ansioso y evitativo. Las personas con este estilo pueden tener comportamientos contradictorios: desean afecto pero también lo temen. Suelen haber vivido situaciones de trauma, negligencia o abuso, lo que genera confusión y miedo en los vínculos cercanos.
Cómo un apego inseguro afecta nuestras relaciones
Los estilos de apego inseguros, si no se reconocen y trabajan, pueden generar dificultades importantes en la vida adulta. Algunas de las más comunes incluyen:
Dependencia emocional. Las personas con apego ansioso tienden a vincular su bienestar al afecto de los demás. Necesitan sentirse queridas constantemente, y ante la mínima señal de distancia o rechazo, reaccionan con angustia, reproches o incluso conductas impulsivas. Este patrón puede agotar la relación y generar un círculo de inseguridad y frustración.
Miedo al compromiso. Por otro lado, quienes tienen un apego evitativo suelen tener dificultades para establecer vínculos profundos. Aunque deseen una relación, les incomoda la vulnerabilidad, por lo que huyen del compromiso o lo sabotean. Pueden mantener relaciones superficiales o inestables, evitando hablar de emociones o necesidades.
Relaciones inestables o tóxicas. Cuando dos personas con estilos de apego incompatibles se relacionan (por ejemplo, un ansioso y un evitativo), pueden desarrollarse relaciones marcadas por la inseguridad, los malentendidos y el dolor emocional. Si no se reconoce y trabaja este patrón, se repite en diferentes vínculos.
Estrategias para desarrollar relaciones más saludables
La buena noticia es que los estilos de apego en adultos no son definitivos. Con conciencia, trabajo personal y apoyo profesional, es posible desarrollar un apego más seguro y establecer relaciones más sanas y satisfactorias. Desde el Centro de Psicología Móstoles, te compartimos algunas claves para lograrlo:
1. Conócete a ti mismo
El primer paso es identificar tu estilo de apego. Reflexiona sobre tus relaciones pasadas, cómo te comportas en momentos de conflicto o cercanía, y qué patrones tiendes a repetir. La autoobservación, junto con la ayuda de un psicólogo, puede darte claridad.
2. Trabaja en tu autoestima
Muchas dificultades en las relaciones vienen de la percepción que tenemos de nosotros mismos. Fortalecer la autoestima y aprender a valorarte sin depender del reconocimiento externo es esencial para construir vínculos sanos.
3. Aprende a regular tus emociones
La gestión emocional es clave en cualquier relación. Practicar la autorregulación, la comunicación asertiva y la empatía te permitirá afrontar conflictos sin caer en reacciones impulsivas o evitativas.
4. Establece límites sanos
Tener límites claros no significa alejarse del otro, sino cuidarse y cuidar la relación. Aprende a decir “no” cuando lo necesites, a pedir lo que deseas y a identificar cuándo una relación deja de ser saludable.
5. Busca ayuda profesional si lo necesitas
En el Centro Psicología Móstoles, trabajamos con personas que desean mejorar sus relaciones y romper con patrones repetitivos que les generan sufrimiento. La terapia puede ayudarte a comprender el origen de tus dificultades, transformar tu estilo de apego y aprender a construir vínculos desde la seguridad, la confianza y el respeto.
Además, entre nuestro servicios y tratamientos disponemos de la terapia de pareja, indicada cuando el conflicto central se sitúa exclusivamente en la relación de pareja.
Conclusión
El apego que desarrollamos en la infancia influye profundamente en nuestras relaciones adultas, pero no determina nuestro destino emocional. Comprender nuestro estilo de apego y trabajar en él nos permite tener relaciones más sanas, conscientes y satisfactorias. En el Centro de Psicología Móstoles, te acompañamos en este proceso de autoconocimiento y transformación para que puedas conectar contigo mismo y con los demás desde un lugar más equilibrado y auténtico.
Si sientes que repites patrones de dependencia, miedo al abandono o dificultad para comprometerte, no estás solo. Da el paso y empieza a construir relaciones desde la seguridad y el amor propio.