En muchas ocasiones, nos encontramos atrapados entre dos extremos en la forma de comunicarnos: decir todo sin filtro y herir a los demás, o guardarnos lo que sentimos y terminamos sintiéndonos frustrados o incluso culpables. En medio de estos extremos, existe un estilo de comunicación saludable, equilibrado y respetuoso: la asertividad.
En Centro de Psicología Móstoles, acompañamos a muchas personas que buscan mejorar su capacidad para expresarse sin herir y sin ser pisoteadas. Entender y practicar la asertividad es uno de los pasos más importantes para mejorar la autoestima, establecer relaciones más sanas y reducir el malestar emocional en el día a día.
Qué es la asertividad
La asertividad es la capacidad de expresar lo que pensamos, sentimos o necesitamos de manera clara, honesta y respetuosa, tanto hacia nosotros como hacia los demás. A diferencia de otros estilos comunicativos (el pasivo o el agresivo), el estilo asertivo busca el equilibrio: no imponerse ni someterse.
Una persona asertiva sabe decir “no” sin sentirse culpable, puede expresar una opinión aunque no sea compartida, y es capaz de pedir lo que necesita sin miedo a ser rechazada o juzgada.
Por qué muchas personas no logran ser asertivas
Aunque la asertividad es una habilidad que puede entrenarse, muchas personas encuentran grandes dificultades a la hora de practicarla. Estas son algunas de las razones más comunes:
- Miedo al conflicto. Muchas personas evitan la asertividad porque piensan que expresar lo que sienten generará una discusión, una ruptura o un conflicto. Prefieren callar para mantener la paz, aunque eso les cause frustración interna.
- Falta de autoestima. Si no creemos que lo que sentimos o pensamos tiene valor, nos costará muchísimo poner límites, decir lo que nos molesta o pedir algo. La baja autoestima es uno de los principales bloqueos a la hora de comunicarse de forma asertiva.
- Aprendizajes familiares o culturales. En muchos entornos, se ha valorado la obediencia, el silencio o la complacencia como virtudes, especialmente en mujeres. Esto lleva a desarrollar estilos pasivos o sumisos, donde expresar necesidades se vive como algo egoísta o inadecuado.
- Miedo al rechazo. Decir lo que uno piensa puede generar temor a ser malinterpretado, juzgado o incluso abandonado. Este miedo nos lleva a ceder o a actuar como los demás esperan, en lugar de ser auténticos.
Por qué es tan importante ser asertivo
La asertividad no solo mejora nuestras relaciones, sino que tiene un impacto directo en nuestra salud mental. Aquí algunos beneficios:
- Reducción del estrés y la ansiedad, al poder expresar lo que realmente sentimos o necesitamos.
- Mejora de la autoestima, al validar nuestras emociones y necesidades.
- Prevención de conflictos, ya que al comunicarnos con respeto evitamos acumulación de malestar o explosiones emocionales.
- Relaciones más sanas y equilibradas, al establecer límites claros y fomentar la comunicación honesta.
- Mayor claridad interna, ya que no nos traicionamos por complacer a otros constantemente.
La asertividad y los límites personales
Un componente esencial de la asertividad es aprender a poner límites. Muchas veces, por querer ayudar, agradar o evitar conflictos, terminamos sobrecargándonos, aceptando tareas que no queremos o permitiendo comportamientos que nos incomodan.
Poner límites no significa ser egoísta ni rechazar a los demás. Significa cuidar de ti, proteger tu espacio emocional, físico y mental. Cuando comunicas tus límites de forma clara y respetuosa, no solo te proteges, sino que también enseñas a los demás cómo tratarte.
Cómo practicar y mejorar la asertividad
Aunque pueda parecer difícil, la asertividad se puede entrenar. Aquí tienes algunas estrategias que trabajamos habitualmente en las sesiones en Centro de Psicología Móstoles:
- Identifica tus necesidades y emociones. Para poder expresarte con claridad, primero necesitas saber qué sientes y qué necesitas. Tómate un momento antes de responder automáticamente en situaciones tensas y pregúntate: ¿Qué quiero? ¿Qué me molesta? ¿Qué necesito decir?
- Aprende a decir “no” sin culpa. Rechazar una petición no te convierte en una mala persona. Puedes practicar frases como: “Lo siento, pero no me es posible ayudarte con eso ahora” o “Gracias por contar conmigo, pero necesito priorizar otras cosas.
- Entrenamiento frente al espejo. Practica frente a un espejo frases asertivas, manteniendo el contacto visual contigo mismo, con un tono firme pero tranquilo. Esto ayuda a interiorizar la postura corporal, la entonación y el mensaje. Puedes ensayar frases como: “No estoy de acuerdo, pero respeto tu opinión” o “En este momento no puedo ayudarte”.
- Lista de derechos asertivos. Haz una lista con tus derechos personales, como:
- Tengo derecho a decir “no”.
- Tengo derecho a expresar cómo me siento.
- Tengo derecho a cometer errores.
- Tengo derecho a cambiar de opinión.
- Léela cada día y elige uno para practicar en tus interacciones cotidianas.
- Role-playing (juego de roles). Puedes practicar conversaciones difíciles con un amigo o en terapia, simulando situaciones reales donde suelas ceder, explotar o callar. Ejemplos: pedir un cambio de horario, devolver un producto defectuoso, decir que no a una invitación.
- Registro de situaciones. Durante una semana, anota cada situación en la que sientas que no actuaste de forma asertiva: ¿Qué pasó? ¿Cómo reaccionaste? ¿Qué te hubiera gustado decir? ¿Cómo podrías haberlo expresado de forma más asertiva? Esta autoobservación te permite detectar patrones y puntos de mejora.
- Práctica del “no”. Muchísimas personas tienen problemas con decir “no”. Proponte decir “no” al menos una vez al día en situaciones sin importancia, para acostumbrarte a hacerlo sin sentir culpa. Ejemplo:– “¿Puedes quedarte media hora más hoy?” – “Hoy no me va bien. Lo siento.”
- Técnica del aplazamiento. Si te cuesta responder en el momento y sueles ceder, ensaya frases para ganar tiempo: “Prefiero pensarlo y te digo mañana.” “Necesito reflexionarlo, ¿te parece si lo hablamos luego?”. Así podrás responder con más claridad y calma.
Conclusión
La asertividad es, y a la vez no, una habilidad innata. Es una forma de comunicación que se puede aprender, practicar y fortalecer con el tiempo. Desarrollarla te permitirá establecer relaciones más honestas, proteger tu bienestar emocional y sentirte más libre para expresarte sin miedo ni culpa.
En el Centro de Psicología Móstoles, acompañamos a muchas personas adultas que desean mejorar su comunicación, poner límites de forma sana y reforzar su autoestima. Si sientes que te cuesta decir “no”, que sueles ceder demasiado o que acumulas frustración por no expresarte, la terapia puede ser el espacio seguro que necesitas para entenderte, trabajar tus bloqueos y entrenar habilidades asertivas. Nuestro enfoque terapéutico es cercano, respetuoso y adaptado a ti. Aprender a ser asertivo no solo mejora tus relaciones con los demás, sino también tu relación contigo mismo.